Hace falta tu ruido para calmarme,
incluso en los días de abril
en que la jacaranda llueve en las
banquetas.
El tiempo, que es presencia,
se negó a entregarnos la fruta prohibida;
El tiempo, que es presencia,
se negó a entregarnos la fruta prohibida;
secó nuestros ojos de historias
teñidos con salvia purpúrea.
teñidos con salvia purpúrea.
Dile a la musa que cante de nuevo
la historia del hombre que inició
la historia del hombre que inició
el fuego con tres mil trescientos besos
y que se consumió en la contramarea.
y que se consumió en la contramarea.
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