Busca en todas las cosas un alma y un
sentido
oculto; no te ciñas a la apariencia vana;
husmea, sigue el rastro de la verdad
arcana,
escudriñante el ojo y aguzado el oído.
No seanu como el necio, que al mirar la
virgínea
Imperfección del mármol que la arcilla
aprisiona,
Quedo sordo a la entraña de la piedra,
que entona
En recóndito ritmo la canción de la
línea.
Ama todo lo grácil de la vida, la calma
De la flor que se mece, el color, el
paisaje.
Ya sabrás poco a poco descifrar su
lenguaje…
¡Oh, divino coloquio de las cosas y el
alma!
Hay en todos los seres una blanda
sonrisa,
un dolor inefable o un misterio sombrío.
¿Sabes tú si son lágrimas las gotas de
rocío?
¿Sabes tú qué secreto va contando la
brisa?
Atan hebras sutiles a las cosas distantes;
al acento lejano corresponde otro acento.
¿Sabes tú dónde lleva los suspiros el
viento?
¿Sabes tú si son almas las estrellas
errantes?
No desdeñes al pájaro de argentina
garganta
que se queja en la tarde, que salmodia la
aurora.
Es un alma que canta y es un alma que
llora…
¡Y sabrá por qué llora, y sabrá por qué
canta!
Busca en todas las cosas el oculto
sentido;
lo hallarás cuando logres comprender su
lenguaje;
cuando sientas el alma colosal del
paisaje
y los ayes lanzados por el árbol herido…
y los ayes lanzados por el árbol herido…
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