A M.
Se me van tus pasos escurriendo por los
ojos;
la noche que quisimos extender
devino papiro blanco y en ceniza volada
al aire.
Escucho el ruido de tus ojos en sueños,
cuando tus dedos
coloreaban los contornos ceñidos de mis caderas
jugando a ser cometa
coloreaban los contornos ceñidos de mis caderas
jugando a ser cometa
y en el cielo las estrellas cantaban en
clave morse
para ti,
para mí.
La canción del mar fundida en agua dulce
nos dejó ser mirada, pero no recuerdo;
espuma, pero no arena caliente;
piel quemada de dulces labios
despedida
lluvia negra en la que atardecemos
lluvia negra en la que atardecemos
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