El año bisiesto encierra misterios. Febrero me trajo un corazón abierto y un olor a campo vivo. Ojalá las promesas por venir se acerquen un poquito a la posibilidad que nos deja esta nostalgia, que el resplandor en la mejilla que describió Bolaño nos deje ciegos durante un instante prolongado, para sentir que la realidad no se nos escapa del todo de las manos con el polvo y nombres pronunciados.
Pienso mucho en el camino recorrido así como en el amor con el que regamos nuestra vida y la de todos aquellos que se atrevieron a mirarnos a los ojos para decir: aquí estoy.
Pera ellos: aquí estoy también.
Bisiesto
29 febrero 2016por Yareli a las 10:22 p.m.
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