Y es que da igual
si nos afanamos en replicar la entropía
porque el negro es el mismo
la calle te deja indiferente
y los peatones
son menos que la sombra de un fantasma.
¿Pero qué puedo decirte
que no hayan acariciado ya tus labios?
Si las estelas
se descarnan
al lado de una Luna de sangre.
¿Qué podría ser peor
que intentar saber lo que guardan tus
formas?
Conocer esta angustia
que no se compara con el deseo absurdo de
la renuncia
ni al humo quemado de tu risa.
ni al humo quemado de tu risa.
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