No es poco frecuente ni nuevo el entusiasmo que produce
París en espíritus de diversa naturaleza y que ha, además, inspirado un
sinnúmero de obras a lo largo del tiempo. La bestia de París, de la periodista
Marie-Luise Scherer (Saarbruücken, 1938) es ejemplo de ello. La ex redactora de
la revista alemana Der Spiegel
desborda a lo largo de los cuatro textos que conforman el libro, maestría en el
arte de la crónica periodística, de tal modo que como lector llega a surgir la
duda sobre si los minuciosos detalles han surgido de una exhaustiva
investigación periodística o de la prodigiosa imaginación de Scherer.
El primer relato, que da nombre al libro, nos sitúa en
diferentes escenas del crimen de los años ochenta, década en la que Thierry
Paulin, originario de Martinica, y su cómplice y amante Jean-Thierry Mathurin desatan
una oleada de asesinatos en diversos barrios parisinos llevados a cabo de 1984
a 1986. El monstruo de Montmatre, como también se le conocía a Paulin, es una
de las personalidades más fascinantes que, frente a los ojos de Scherer, se
convierte en poco más que un ejemplo de quien buscaba desfogar a través de la
moda y el dinero un alma consumida por la enfermedad y el resentimiento. “Paulin
incrementa el júbilo general, al confesar siete de los asesinatos a lo largo de
la hora siguiente. Debe haber disfrutado mucho el sentirse tan solicitado, pues describe los
hechos con actitud de experto. Las torturas, los actos sádicos, todo lo que había
ido más allá del acto de asesinar en sí, se lo achacó a su cómplice…”.
El último surrealista
es una revisió hecha a partir de una de las últimas entrevistas realizadas al
poeta Philippe Soupault y, posiblemente la última en la que era capaz de hablar
con fluidez, a causa de una intervención quirúrgica de la cuerdas vocales. Él,
quien asentó junto a Bretón los precedentes del surrealismo literario, rememora
anécdotas, como su extraña amistad con Proust o las bien sabidas actitudes
tiránicas que practicaba Bretón frente al grupo, e incluso la muerte de
Apollinaire, quien quizá creyó al final de su vida, que tras el armisticio del
11 de noviembre de 1918, los parisinos en las calles gritaban «A bas
Guillaume!», refiriéndose a él y no al káiser alemán.
En Cosas sobre
monsieur Proust, la autora se adentra en el universo de una aristocracia
venida a menos durante los ochenta, mientras se rodaba una adaptación de, En busca del tiempo perdido bajo la
dirección de Volker Schlöndorff. En ella conviven los herederos de algunos
personajes que utilizó un enfermizo y obsesivo Marcel Proust para inmortalizar en
su obra. En el relato desfilan por igual actores de la talla de Alain Delon,
Ornella Muti, Jeremy Irons, así como adinerados estadounidenses como Anna Gould
o los descendientes Rothschild. Anécdotas de su vieja ama de llaves,
nonagenaria para aquél entonces, también conforman un sólido retrato del
extravagante Proust.
Finalmente, la crónica titulada Grititos de reencuentro es una invitación a las pasarelas anuales
de la moda llevadas a cabo en París. Sobre las envidias y juegos enmascarados
que pueden encontrarse entre los editores de las revistas que dictan lo que
está en boga y lo que no. Este último texto es, quizá, el menos intimista y,
probablemente realizado así de forma alevosa debido al hecho de que la moda nos
convierte en uno más; es una vorágine febril y efímera semejante a la que
experimentaron Arturo Cova y su amante en aquella obra del colombiano José
Eutasio Rivera: “Grititos de reencuentro, prêt-a-porter
en París. Por encima de todos los saludos se escuchan las voces de contralto de
las italianas; en cada mejilla lanzada al aire, mientras la mirada de los que
besan y de los que son besados ya se fija en otra parte; el gesto de
asentimiento sonriente, a la espera de la sonrisa de respuesta, diciendo hacia
un lado: «¡Menuda arpía!»...”.
Es así que Marie-Luise Scherer nos deja una probada de París
y sus historias, de sus antiguos personajes hasta los más actuales. Sus textos
reunidos en este libro dan brillo al verso del poeta modernista Gilberto Owen
que dice «París cumple en tu rostro
quince años». De la más fina aristocracia, hasta los asesinos de origen más
llano cohabitan en sus páginas.
Scherer ha sido galardonada en múltiples ocasiones, como reportera con el Premio Egon Erwin Kisch, el Premio Ludwig Börne, entre otros.
Scherer ha sido galardonada en múltiples ocasiones, como reportera con el Premio Egon Erwin Kisch, el Premio Ludwig Börne, entre otros.
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