De la risa y el juego

20 febrero 2017


Escuché algo que me gustó y con lo que me sentí identificada: “a ti no te gustan las bromas porque son mentiras; eres mala en ellas porque te riges por la verdad”. Es cierto, siempre he sido mala con las bromas y generalmente las personas terminan diciéndome: “no te lo tomes tan en serio, era broma”, pero siempre me ha costado mucho trabajo entender e interpretarlas; para mí las palabras están muy cerca de lo sacro, y jugar con ellas es algo con lo que suelo tener muchísimo cuidado, por eso es difícil comprender la forma en que otros lo hacen. No los culpo ni creo que hagan mal, pero mi realidad se mueve de manera completamente diferente.
Hace un par de meses salí con alguien de quien estuve cerca de enamorarme; irónicamente lo que me gustaba, sin saberlo, era la facilidad que tenía para mentir, lo hacía con la convicción de quien se entrega a un juicio sin temor. No es que fueran mentiras graves, en realidad todo para él formaba parte de un juego, pero ya he dicho que soy mala en ello, y ¿qué no es la mentira una broma del intelecto hacia el mundo?, porque para saber mentir bien también es necesario hacer uso de la inteligencia, de lo contrario el juego pierde valor.
Me encanta reír, y rara vez lo consigo, no pretendo hacerme la interesante con tal afirmación, al contrario, me siento mal de no poder hacerlo con la frecuencia que otras personas. También me encanta jugar, pero no ser el instrumento, eso, me temo, termina siendo una terrible broma para cualquiera.

0 comentarios:

 
Designed by Lena Graphics by Elie Lash