26 enero 2016

Arturo Bandini se pregunta en Camino de Los Ángeles: «¿Y de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?»

Romper el silencio

«I once told a friend that nothing really ends, no one can prove it»

Anoche leía el blog de una vieja amiga que me dejó pensando en la despedida que tuvimos hace, me parece, dos o tres años. En su escrito menciona que fue tan amarga que hubiera deseado borrarla, y lo cierto es que para mí tampoco fue una situación fácil de llevar.

Es curioso, cuando tienes años de conocer a una persona, lo torcido que se puede volver el nivel de confianza que se adquiere, con la capacidad de hacer daño sin pensar en las consecuencias; incluso cuando ese daño pasa, aparentemente, inadvertido.
A veces pienso en ella y en las extrañas circunstancias en las conocimos, yo era en ese entonces muy joven y los 5 años que nos separan sí hacían diferencia, de ahí que a lo largo de nuestra amistad sintiera en ella una especie de hermana mayor, de amiga, de confidente, probablemente no encuentre algo así en el futuro, y es que los años que compartimos juntas fueron formativos y determinantes en quien soy ahora.
Sé que le hice daño, sé que dije cosas duras e hirientes, por lo que no sería capaz de buscar su perdón. A la distancia me parece que aquello que dije, más que ser un intento de lastimar, era un intento por crear un shock transformativo; un estruendo que pudiera sacarnos de la inercia en la que ambas estábamos inmersas. Probablemente a nadie se lo parecería, pero eso ya tampoco es importante.

Me da gusto saber que ahora es más feliz, ya que la vida moderna no nos aleja del todo y sé que está haciendo cosas diferentes que la satisfacen. M. y yo siempre tuvimos una relación muy musical, como casi siempre la tengo con mis amigos cercanos, creo que tiene razón cuando dice que no existen los finales definitivos, y probablemente Tom Barman lo expresa mejor que nosotros, ojalá las dos seamos más valientes, es el deseo más amoroso que puedo tener.

2016

05 enero 2016


Debo reconocer que el 2015 no fue mi año. Irónicamente siempre relaciono el 5 como un número de buen augurio para mí, lo que demuestra que las creencias personales no siempre tienen fundamentos lógicos.
Cada uno de los meses, o la mayoría, estuvo cargado por un profundo sentimiento de abandono y desasosiego, a veces a mí misma y a veces a todo lo demás. Fue un año de despedidas y aunque ningún final es definitivo, a veces debemos evitar sucumbir ante la seducción de permanecer en donde ya sabemos que no hay nada más. Además murió una de mis mascotas más queridas (hoy), y eso fue sólo el pretexto para desencadenar una larga fila de sentimientos que llevaban mucho tiempo esperando por ser atendidos, tal como si de una ventanilla de banco se tratara.
Pese a todo, no puedo decir que las cosas que tienen esquinado en el round a mi corazón se han salido con la suya; personas importantes llegaron a mi vida y estoy ansiosa de conocer los cantos de las sirenas que habitan la zona abisal.


 
Designed by Lena Graphics by Elie Lash