30 julio 2015

– Te sonará a estupidez, pero a veces siento que hubo un momento en el que algo no salió bien. Es difícil de explicar, pero siento como si no me hubiera terminado de formas bien como persona.

– ¿A qué te refieres?

­– Sí, mis padres ya estaban viejos cuando nací. No hablo de un problema físico, pero ese impedimento para relacionarme con algunas personas me hacen sentir que algo salió mal. Luego pienso en la historia de la locura familiar.

– Yo pienso que sólo eres introvertido.


– A mí también me gusta pensar que se trata de eso y no esta sensación de existir a medio hacer.

A veces la muerte se percibe como una oleada de amor; dichosos los de corazón de mar que la provocan.

Mentir y poseer

26 julio 2015


La relación de los afectos con el cuerpo es siempre conflictiva. Se nos ha enseñado que amar es poseer, cuando en realidad amar es entregar, pero nunca de manera incondicional; todos pagamos un precio cuando algo nos es entregado. La gratuidad del afecto, e incluso del cuerpo en sí, es otra de las grandes mentiras que creo hacen mucho daño al arte del placer. Para mí, es más grave una mentira tonta que si alguien comparte su cuerpo, además de conmigo, con alguien más.

22 julio 2015


"He comes in here every other night. He has his favorite drink, and his favourite table, with his favorite dancer. Sometimes he has to wait for her, and sometimes she's waiting for him, to protect him. She's his angel."

Exotica, 1994

Drogas

19 julio 2015

Durante muchos años nuestra canción fue “Like a drug”, de Queens, of the Stone Age, más por simple coincidencia que por otro motivo. Había sonado una noche en la playa, después de que fuimos atacados por una ola hambrienta de mosquitos salvajes. El calor no nos dejaba dormir y así la voz de Josh Home nos obligó a deslizarnos bailando por el cuarto: Since you're gone, I sat at home wonder why no I'll never be free, but the thought of yo goin with another guy. Vaya letra para ser la canción de una pareja, pensé muchas veces.
Años después cambiamos de parecer, de ideas, de costumbres y de canción. Pero la sigo escuchando con afecto.

Esta mañana mientras me bañaba, con Like a drug en la cabeza, pensaba en el poder de los impulsos y también en el equilibrio que puede presentarse con la presencia de un individuo específico. Es decir, cómo por momentos, hay una necesidad adictiva de alguien a causa el efecto que nos provoca. Hay personas que disparan en nosotros agentes que viven dormidos la mayor parte del tiempo, es una experiencia hermosa, y peligrosa equiparable a la cocaína, según he leído. Por el lado contrario, existen personas que mantienen en estados de anestesia y ensoñación algunas partes desenfrenadas de nuestra personalidad, como un opiáceo que juega con tu mente. Conozco ambos efectos, y ahora la única duda que me queda es ¿qué pasaría si pudieran mezclarse?

14 julio 2015

Su boca en flor es
el encuentro fortuito
de nuestra muerte.

11 de julio

12 julio 2015

Toda la primera parte del año había estado apestada en su mayor parte por una sensación de impotencia y, en consecuencia, de falta de voluntad para llevar a cabo las tareas más simples, como bañarme o despertar del todo. El ritmo de vida era relativamente relajado y todas mis actividades se realizaban casi de manera automática. Volví a ver amigos con los que no hablo frecuentemente pero siempre me hacen el día con su presencia.

Después de un par de tragos los pensamientos oscuros decidían instalarse en otro cuerpo y me dejaban en paz durante un par de horas, a veces a través de letras de canciones que hacen más por mí que mis propios pensamientos. Todo eso poco antes de que el sueño me regresara al mundo irreal, en donde las noticias anunciaban la segunda fuga del Chapo Guzmán y supe que algo cambiaría de manera definitiva, y que tenía que ver con esa noticia y al mismo tiempo no se vinculaba en absoluto.

Apología del anonimato

04 julio 2015

He pensando, con más frecuencia de la que me incomoda admitir, sobre los radicales cambios en la información compartida en internet. Lo hago incluso ahora mientras tecleo esta entrada en mi blog que probablemente es leído por una o dos personas.
Y lo digo porque cuando tenía cerca de quince o dieciséis años, el internet era infinito y la posibilidad del anonimato era algo increíble. Probablemente una de las cosas que hacía a la red un producto seductor era esa aparente libertad absoluta y la entrada a un submundo completamente a tu disposición.
Extraño esa idea. Más ahora que releo viejos blogs de conocidos y me encuentro con la persona que yo era al haber leído esas entradas por primera vez. Me hace sentir que un ente extraño se ha robado una parte de esa que era yo.
Atribuyo buena parte del declive, si no es que la totalidad, de los blogueros a dicha situación; especialmente ahora que existe el Facebook, ante el cual siempre podemos encontrar argumentos: “el FB no es malo en sí, sino la forma en que lo uses”, “puedes no tener FB”, “puedes decidir no compartir nada personal”, entre otros, todos ellos válidos, y me imagino que cada persona elige de acuerdo a conveniencia. Pero también es real el desinterés que existe, de manera generalizada, por sentarse a navegar libremente sin encontrarse con estos nuevos botones para ligar tu búsqueda a las cuentas de tus redes sociales, o incluso sitios que te exigen acceder mediante las mismas, y con ello aceptamos desnudarnos frente al otro sin haberlo pactado previamente.
Este blog es prueba de dicha situación y yo amaba sentarme a conocer a otras personas a través de sus textos. Y en realidad sólo quería manifestar lo mucho que extraño a todas esas personas y a su estilo único, a los géneros que reinventaban sin darse cuenta, mediante pequeñas anécdotas o confesiones.

Si aún siguen por aquí, yo sigo aquí.

 
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